" You may not be her first, her last, or her only. she loved before she may love again. But if she loves you now, what else matters? She's not perfect - you aren't either, and the two of you may never be perfect together but if she can make you laugh, cause you to think twice, and admit to being human and making mistakes, hold onto her and give her the most you can. She may not be thinking about you every second of the day, but she will give you a part of her that she knows you can break - her heart. So don't hurt her, don't change her, don't analyze and don't expect more than she can give. Smile when she makes you happy, let her know when she makes you mad, and miss her when she's not there. "

jueves, 10 de junio de 2010

V&M.


Ese alguien que te hace reir sin cesar; ese alguien que te hace creer que en el mundo existen realmente cosas buenas. Ese alguien que te convencede que hay una puerta lista para que tú la abras. Esa es una amistad eterna…

PD: Te ha llegado un e-mail a tu bandeja de entrada.

martes, 8 de junio de 2010

Cuerdas Atadas.

Que la vida de giros que uno no espera, es lo más común que he escuchado. La mayoría de estas afirmaciones con rostros cabizbajos que mucha gracia me causan. En efecto, ya deberíamos estar acostumbrados a esos cambios sin tener que estar mortificados por lo que "no se debió hacer".

Algo que siempre voy a recordar son las palabras de mi abuelo : "jamás te arrepientas de lo que hiciste o de lo que ya tienes pensado hacer, ten siempre la cabeza en alto, y otra pequeña cosita... plántate a los 60, ni un un paso más". Muy exquisito mi abuelo, y no es que escriba de él ahora porque ya no esté en este mundo lleno de frivolidades, sino mas bien porque sigue pisando tierra, y es mas, gustoso y feliz de poder abrazarme aún con sus brazos temblantes.

¿Contradicción?, llena de eso estoy y me gusta, soy un aguijón, que suele, a veces, usar un lenguaje refinado, pulido, hermoso a mi manera. ¿Para qué?. Para llamar a otros, unos huevonazos. Es algo así como la paz que camina, habla, sonríe y sólo parece ser.

Aquí me planto en teoría porque no hay nada peor que un demasiado tarde.

Demasiado tarde, ¿en qué universo me he encadenado las manos?.
M.

domingo, 6 de junio de 2010

Definida: Imperfección perfecta.


Hasta ahora no llego a entender el amor infinito que me tienes, mujer. No lo entiendo. Quizás el que no lo merezca sea la razón de ese obstáculo que me impide interpretar dicho cariño. No lo sé.

Eres bastante sencilla, tus trapos te delatan y eso me disgusta; no me gusta que seas así, lo detesto. Así como también me molesta esa forma de hablar tuya, tan “chabacana” y tus temas de conversación tan empalagosos. Eres bastante simple, mujer. ¿Por qué eres así?, ¿por qué?. Tus mil y un maneras de cambiar de opinión, en resumen, esa forma tan voluble de ser; me marea, me causa nauseas. ¡A veces!. Y te lo he dicho, mujer. Incontables son las veces en las cuales me he acercado a ti a decirte las cosas tal y como las pienso, siempre recibiendo como respuesta las saladas que recorren tu rostro y los siempre bien recibidos: “tú no me quieres, no tienes sentimientos”.

Lo que no sabes, mujercita; es que a pesar de todo ello te considero la mejor, porque no hay perfección alguna mejor que la que posees. Muchas son las veces que observándote a lo lejos -después de acompañarme a alguno que otro lugar que me resulta desconocido- y al notarte tan pequeña, bastante mofletuda y con la sonrisa de oreja a oreja despidiéndote; me han dado ganas de volar. Sí, de volar, dirigiéndome hacia ti, envolverte con un abrazo y brindarte los mimos que nunca has recibido de mi parte.

¿Viste?, no comprendo. No entiendo. ¿Cómo lo logras, cómo lo haces?. ¿Por qué me quieres, mujer?, si lo único que hago – la mayor parte del tiempo- es hacerte sentir mal. Y aún así estás allí. Siempre, nunca paras. Allí, como una estrella pendiente en cada paso que doy. Con todas tus imperfecciones perfectas y con mis melodramas y prejuicios absurdos, somos uno.

“Tú no me quieres, no tienes sentimientos”. No, mujer. Eso no es cierto. Yo no puedo sentir más de lo que siento por ti y ten en cuenta algo. Eres la única persona a la cual puedo decir esas cinco letritas que forman la palabra más difícil de expresar - por mi parte-: te amo.

Nunca es tarde, algún día -quizás mañana o pasado mañana, ¿quién sabe?- leerás lo escrito aquí y te emocionarás, lo sé y esa frase que sueles decir se te borrará de la mente como sueles desvanecer de tus recuerdos cada iniquidad que te he hecho. Te acercarás a mí y me darás esos apretones que sueles darme cada que te emocionas por algo y yo procederé a sentirme la más dichosa del universo.

Te lo resumiré, porque no gustas de la lectura: te abrazaré siempre, no con los brazos, sino con el corazón.

Y allí estarás, paradita como un ángel.

Mi ángel.

M.

miércoles, 26 de mayo de 2010

The tell-tale heart.

"Sí, soy nervioso. Eso es cierto. Soy nervioso, terriblemente nervioso, eso lo admito. Pero no loco. Loco, no. Y lo voy a probar".


martes, 25 de mayo de 2010

¿Te acuerdas cuando mirábamos la luna juntos?. Aquellos tiempos en los que los demás eran nada y nosotros el mundo. Aquellos tiempos en los que un “Hola, ¿qué tal?" significaba un “te quiero en mi vida” . Aquellos tiempos en los que nada se aclaraba.

Qué fácil hubiese sido todo si a esas hermosas y comunes palabras se les hubiese agregado estas tres: “por el momento”. ¿Hay algo más simple que eso?. No, ese es el problema. De ser así, no estaría como estoy. Mendigando cariño a cada extraño, pensando que quizás pueda encontrar algo que pensaba “había” tenido. Sí… amor.

Esperanzas en vano, sin embargo, mi imaginación sigue su rumbo. Y aunque ahora sea yo la que observe enmudecida la hermosa luna y no tenga ningún cuerpo que acariciar, continúo mi vida… aquella que aún sigue acompañando tus pasos como lo que adoro ser y siempre fuí para ti cariño bonito… como un fantasma.

M.

miércoles, 12 de mayo de 2010

No esperes.


Los seres humanos tienden a querer algo con todas las fuerzas suficientes para mantenerlo allí al lado, sabiendo que pronto en un abrir y cerrar de ojos lo odiarán. Sí, ese es mi problema. Ese es mi gran problema. Sujeto tus manos sabiendo que no son mías. Sujeto tu cuerpo sabiendo que ninguna parte de aquella preciada materia me pertenece. Te miro a los ojos fingiendo que tu mirada está allí apuntando justo a la mía, haciendo que aquella sensación que antes me parecía ajena – la de las mariposas en fantasía conjunta dentro de mí- se incremente cada vez más. Creyendo que en algún minuto del día mi imagen se te presentará en la cabeza pensando en cómo me irá y en cómo estaré. Tratando de creer también que me extrañarás como yo lo hago cada segundo de mi preciado y fatídico tiempo.

Estoy enferma, enferma de ganas de atarte y dejarte aquí a mi lado para siempre. Enferma de ganas de querer comerte la boca cada que pueda. Enferma de ganas de hacerte mío noche y día sin importarme nada ni nadie más que tú y yo en el momento. Enferma de amar, enferma de caer.

Pero no, nada es como creo que es. Nada es nada comparado a todo lo que me expresas. Nada es nada comparado a todo lo que me haces sentir. No tengo ni un solo escalón ganado en tu escalera perfecta denominada amor. No tengo nada tuyo, no tengo nada de ti. Y en eso recaigo cada vez.

Las cosas en común nos apartan, tú vas por un lado yo por el otro. Si yo estoy en cien, tú estás en diez. Si a mí me gustan las “A” cosas, a ti te gustan las “Z”cosas. Nada nos une, nada. Aquí viene el punto en donde mi mitomanía decae cada segundo, aún así me sienta ganadora en dicho arte. Pero allí estás, tú por un lado, yo por el otro. Nos juntamos un día, somos dos en uno, ¡qué maravilloso día!, pero las horas pasan, en la luna siguiente no sabrás quien soy. Te resultaré una perfecta desconocida como suele –siempre- pasar.

Resultado de la teoría aplicada: quiero para luego odiar.

Mañana más tarde, los brazos que te acojan serán de una que otra bala perdida lanzada al azar. Así será y eso lo sé. Te aborreceré, te insultaré en mi silencio, desapareceré y mira como comienzo. Sí, mírame. Mujercita que está al tanto de todo, disminuyéndose por dentro, tratando de aparentar que nada pasa. Mujercita que te espera siempre con los brazos abiertos.

No esperes que te odie para que sepas algún día todo lo que tuve escondido para ti. No esperes a que me convierta en un fantasma más de tus triviales recuerdos. Al fin y al cabo, odiándote o queriéndote… siempre estaré allí.

Tú por un lado, yo por el otro.
M.

jueves, 6 de mayo de 2010

Átropos.

Me gustaría ser como Orfeo, tocar al son de la cítara y poder doblegarte, hacer que te derritas cual helado con fresas, que reanimes todos tus sentidos, que renazcan de nuevo y salgan del Thánatos, que logren vencer a los hecatónquires y que vengas a mi, que te espero con los brazos más que abiertos. Lamentablemente no tengo ese don, ni la belleza de Afrodita, quien esconde con su hermosura la verdad de todo, ni el don del oráculo de Delfos para poder presagiarte qué vendrá.

Actualmente es imposible conmover a una piedra, pero vale el intento, por más que sólo en eso quede, en un simple intento. Pero sí, es posible que llegue a cortar el tilin de tu corazón, ese poder sí lo tengo y eso que no soy ninguna deidad, pero lo único que me falta son ganas, ganas de arriesgar y sentir como dicen por ahí: "el mareo del declive", de nuevo.

Soy una moria más, llévame última.
M.